Temas Recientes
“Las cadenas que le impiden conseguir sus sueños se forjan en el fuego de la
duda y de la incertidumbre”
Llevo 28 años enseñando superación personal y liderazgo. Si hoy me preguntan: ¿Cuál es la clave para formar un líder? Mi respuesta es: enséñenle a creer en sí mismo. Si aprendiéramos de pequeños que el mundo es un espejo y nos devuelve nuestro propio reflejo, no existirían tantos fracasados con sus sueños frustrados, simplemente porque nunca tuvieron: La Facultad de Crecer.
Hay dos cosas en la vida que usted nunca podrá negar y son: cuando está muy bien y cuando está muy mal. ¿Y por qué la gente está mal? Porque no creen en sí mismos. “Hombres de poca fe”, decía Jesús.
¿Qué sentido tiene pasarse su vida siendo el mismo? Mientras usted no modifique su forma de ser, se momifica. Dios jamás ha puesto a alguien en un lugar demasiado pequeño para no crecer. Si usted está ahí, es porque Él quiere su progreso, asimilando las lecciones que le ofrece la vida cada día, aprendiendo a ver las oportunidades, abriendo su mente y captando las ideas que lo llevarán a triunfar, llenándose de entusiasmo y cumpliendo con sus metas.
“Cuando usted se conecta con Dios
descubre el motor que hay en
su interior y estimula
su mente”
“Compromiso no es poner su nombre en la historia, sino en el corazón de
todos aquellos que lo
conocen”
Usted como persona tiene unas responsabilidades y unas obligaciones. Cuando toma conciencia de la importancia de hacer las cosas bien hechas, desarrolla pensamientos y sentimientos que lo obligan a ser mejor persona y ser excelente en lo que hace. A eso se le llama compromiso. Es lo que diferencia a los triunfadores de los fracasados. Sin importar su estado o su situación, cuando usted se compromete con su vida es porque tiene un ideal fuerte y sólido y sabe que para alcanzarlo debe sacrificarse con tenacidad y disciplina.
¿Sabe usted cuál fue la primera persona que supo que usted vendría al mundo? Mamá, y desde ese día mamá jamás pudo volver a dormir igual. ¿Usted sabe lo que fue para mamá llevarlo en el vientre durante nueve meses? Y en el momento en el que usted nació, seguramente pudo llegar a desgarrar el cuerpo de mamá, pero en ella pudo más el amor que el dolor. ¿Y qué fue lo primero que hizo mamá cuando usted nació? Abrigarlo en sus brazos y empezar a contar los dedos de sus manos y de sus pies para ver si nació completo. ¡Esa es mamá! ¿Sabe usted cuántas noches tuvo que pasar mamá despierta, colocándole pañitos de agua fría en su frente para bajarle su fiebre? ¿Sabe usted cuántas veces se acostó angustiada porque no tenía dinero para comprar el tarro de leche para alimentarlo al otro día?
“Para comenzar su propia empresa usted no necesita tener dinero”
La historia está llena de ejemplos de grandes empresarios que comenzaron su proyecto de vida solamente con el deseo ferviente de triunfar y hoy son dueños de grandes empresas. Aquí le enseño cuál fue su secreto para lograrlo.
En Tres Claves para el Éxito le entrego la ruta y los requisitos que usted debe de cumplir para llegar a ser grande en lo que hace. Es tener la habilidad para convertirse en un verdadero profesional, aquel que sabe muy bien qué está haciendo, por qué lo hace bien y cada vez lo hace mejor porque le gusta.
Alguna vez, leyendo a uno de mis inspiradores, Wayne Dyer, me encontré con esta parábola: “Paseaba Dyer por el bosque cuando se encontró con un grupo de cotorras; ellas estaban felices, y revoloteaban. Dyer, quien vivía solo, pensó: Voy a llevarme a una de estas cotorras para mi casa, para que me acompañe. Y así lo hizo...”
“...la cotorrita cayó muerta. Dyer, con cuidado, abrió la puerta de la jaula para sacarla, y ella voló hacia el techo. Dyer, enojado, le preguntó: ¿Y tú, por qué me hiciste esto?, la cotorra le respondió: Porque entendí el mensaje que me ha enviado contigo mi amiga. ¿Y acaso qué te ha dicho tú amiga?. ¡Que para ser libre tendría que morir, estando viva!”
Bienvenido a mi conferencia sobre el duelo y la partida de un ser querido
“La función más importante de los maestros es la de enseñarnos
a amar”
Un viejo texto que había en un muro hace muchos años en la Universidad Distrital en Bogotá, decía: Si usted quiere que sus estudiantes reciban grandes lecciones, enséñeles a resolver los pequeños problemas de la vida, los más sencillos, los más elementales. Si usted quiere darles una lección de valor y de valentía cada vez que tenga la oportunidad convierta sus ideas en acciones. Es decir, edúquelos para decir lo que piensan y para pensar lo que dicen, que sean coherentes en sus pensamientos y sentimientos, que esa es la mejor forma de enseñarles a actuar correctamente.
“El ancho de los beneficios que usted
recibe de la vida depende de la
grandeza de su cuota
de esfuerzo”
Nadie nunca se presenta como un irresponsable, simplemente se delata por su forma de comportarse. ¿Cuántas veces usted se levanta a estudiar o a trabajar el lunes, añorando que sea viernes? ¿Busca en el calendario con emoción el próximo festivo? ¿Vive mirando el reloj, añorando que llegue la hora para terminar su trabajo y no busca más trabajo? ¿Se limita a estudiar únicamente lo necesario sin preocuparse por hacer un esfuerzo para aprender más de lo que le enseñan, investigando más de lo normal?